Ahora que Donald Trump es el presidente electo de los Estados Unidos, unas de sus políticas más agresivas con las que acompañó su campaña electoral está más cerca de materializarse que nunca.
A través de una serie de reformas, Trump podría forzar cambios estructurales que afectarán al sector de la tecnología, en especial a Apple, y al consumidor final fuera y dentro de Estados Unidos.
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iPhones probablemente más costosos para todos
Trump buscará obligar a las firmas tecnológicas con líneas de producción en Asia a fabricar sus productos dentro de Estados Unidos con el fin de generar más empleos y reactivar la economía nacional.
Esto, como dicen los expertos, forzará a firmas como Apple a incrementar el precio de sus computadoras y smartphones.
La razón por la que Apple usa fábricas asiáticas (principalmente la polémica Foxconn de China) en lugar de hacer sus productos en casa es porque, a diferencia de los empleados chinos, los estadounidenses están mejor protegidos por leyes laborales que obligan a los empleadores a darles salarios dignos y jornadas laborales de ocho horas, entre otros beneficios que los obreros asiáticos no gozarían ni en sueños.
Por esta razón, fabricar un teléfono como el iPhone tiene un costo relativamente más bajo que si se produjera en Estados Unidos.
Al respecto, los expertos indican que fabricar los productos de Apple en su propio país sumaría unos $50 dólares al costo de producción de cada unidad, mismo que se vería reflejado en el precio final de cada aparato, afectando la economía del consumidor y restando valor de competencia a los productos de la firma de Cupertino frente a los de Samsung, HTC o Huawei.
Para cubrir este punto, Trump prometió añadir un impuesto especial a todos los productos que vengan de Asia con el fin de balancear el mercado de gadgets. Sin embargo, será difícil hacerlo sin afectar el bolsillo del consumidor.
Romper una de las reglas más respetadas de Apple respecto a la privacidad
Durante su campaña, Trump invitó a todos a boicotear a la firma de Cupertino la próxima vez que se niegue a ofrecer los datos alojados en el iPhone de alguno de sus usuarios cuando una agencia gubernamental como el FBI lo requiera.
Para el presidente electo, la postura irreductible de Apple de no cooperar con ninguna investigación federal por el afán de proteger la privacidad de cada uno de sus usuarios, sin importar si estos son buscados por la ley, es inaceptable y contraria al fortalecimiento de la seguridad de los ciudadanos de su país.
Debido a que James Comey, director del FBI, podría tener simpatía por Trump, no sorprendería a nadie que una de las primeras acciones del magnate como comandante en jefe de los Estados Unidos sea darle luz verde a Comey para continuar la lucha legal contra Apple para forzarle a cambiar las políticas de privacidad que han obstaculizado investigaciones como la del caso de la Masacre de San Bernardino de 2015.
Sin embargo, no todo es malo para los creadores del iPhone y la MacBook Pro, ya que algunas de las políticas que Trump busca implementar como presidente podrían beneficiar a Apple.
La Administración Trump facilitará traer billones de USD de vuelta a Estados Unidos
Con el fin de construir una ‘América más fuerte’, según sus estándares, Trump buscará mover mucho del dinero que las firmas estadounidenses tienen en el extranjero de vuelta a Estados Unidos.
Según un informe de Business Insider, Apple tiene cerca de $200 mil mdd en efectivo en bancos extranjeros. Si la firma de Cupertino quisiera meter ese dinero de vuelta a Estados Unidos tendría que pagar 35% de esa cifra en impuestos que se inyectarían inmediatamente a la economía nacional.
En este aspecto, Trump, como empresario que es, se ha mostrado empático con las compañías de su nación, por lo que propuso ‘ayudar’ a las firmas que tengan dinero en el extranjero a traerlo de vuelta a su país pagando ‘sólo’ el 10% de impuestos en lugar del 35% original.
Trump está convencido de que el impuesto del 35% que las firmas deben pagar por sacar el dinero del extranjero para meterlo de vuelta a la economía nacional es el principal culpable de que las empresas estadounidenses mantengan su capital fuera del país.
De hecho, Tim Cook, CEO de Apple, dijo en entrevista al The Washington Post que sí estaría dispuesto a traer de vuelta los miles de millones de dólares que mantiene en el extranjero sólo si se implementa una reforma de impuestos que sea más favorable para su compañía.
Al final, puede que la experiencia de Trump como empresario acabe favoreciendo a las empresas nacionales, pero… ¿mejorará la vida para el ciudadano común?
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