De manera casi accidental, los albañiles y arqueólogos que trabajan en la rehabilitación de la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México, hallaron un pedazo de nuestra historia como nación.
Hasta hace poco, el término ‘zócalo’ se refería únicamente a la base de un monumento, pero debido a que la gente comenzó a llamar al famoso espacio de esta manera, la RAE tuvo que cambiar su significado para definir a la plaza central de una ciudad.
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Le llamamos zócalo a la Plaza de la Constitución (llamada así por la Constitución de Cádiz de 1812) porque el presidente Antonio López de Santa Anna decidió erigir una columna coronada por un ángel (más bien una victoria alada) al centro de este espacio, pero debido a la intervención de los estadounidenses a mitad del siglo XIX, el monumento quedó inconcluso.
Fue en 1843 cuando arrancó el proyecto del zócalo
A partir de entonces, el zócalo o ese basamento que serviría como fundación para aquel monumento que conmemoraría la independencia mexicana del Imperio Español, quedó como obra negra hasta que se decidió cubrirlo con otros materiales, ocultando este pedazo de historia por 170 años.
Durante el siglo XVIII la plaza había sido usada para honrar a los reyes de España
Así permaneció este zócalo, que si bien nunca sirvió para lo que fue creado, sí fue utilizado para nombrar, de manera apócrifa, a la plaza que pronto sería identificada simplemente ‘el zócalo’, a pesar que de zócalo no tenía nada.
Por años, el mercado de El Parián ocupó parte de la plaza
Ahora que se busca rehabilitar la zona y darle un toque más moderno y amigable a la plancha, los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, descubrieron al verdadero zócalo debajo de tan solo 50 centímetros del asfalto por el que han habido tantas manifestaciones sociales, marchas, conciertos y eventos multitudinarios.
De aquel monumento de Santa Anna solo quedan estos vestigios
Aquel zócalo, vestigio de una rehabilitación urbana de hace 170 años y posterior al derrumbamiento del legendario mercado popular de El Parián que ocupaba su lugar, volverá a ser cuidadosamente oculto debajo de otra placa de concreto hidráulico, en cuyo centro colocarán una placa que marca el lugar exacto en el que uno de los presidentes menos populares de la historia mexicana quiso erigir un monumento que nunca fue.
gtb
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