‘Donald Trump es lo mejor que le pudo haber pasado a Estados Unidos’, asegura Jesús Espinosa, un inmigrante de origen mexicano que pasaría desapercibido de no ser porque apoya al actual presidente de Estados Unidos.
Espinosa nació en la Ciudad de México, pero cruzó la frontera ilegalmente para instalarse en California cuando apenas tenía 16 años. Tiene doble nacionalidad pero reside en México desde hace un par de años.
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En entrevista con El País, Espinosa confiesa que Hillary Clinton y Barack Obama eran políticos corruptos como los de México y que por eso fueron ‘despedidos’.
Para él, las intenciones de Trump de colocar un muro a lo largo de la frontera con Estados Unidos frenará el flujo de inmigrantes (del cuál también se benefició alguna vez) y obligará a las autoridades mexicanas a revaluar la forma en la que ha estado operando todas estas décadas.
‘El muro salvará vidas. La situación actual sólo beneficia a los coyotes y a las personas que cruzan ilegalmente’.
Espinosa, quien actualmente trabaja en un call center que aprovecha su inglés fluido y su perfecto español para atender llamadas provenientes de Estados Unidos, cree que la responsabilidad de la ola de inmigrantes que diario cruzan la frontera de su vecino del norte es el propio gobierno mexicano, que no mira por sus ciudadanos y los obliga a buscar oportunidades en otros países.
Quizá si México dependiera menos de lo que pasa con su vecino, podría crear las condiciones necesarias para que menos personas tengan que emigrar a otros países.
El gobierno mexicano insiste mucho en apoyar a los mexicanos que tuvieron que viajar a otros países para alcanzar el estilo de vida que su propia patria le negó, pero ¿no es esa una forma de aceptar que aquí no hay (ni habrá) condiciones dignas para vivir?
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