Cuando sus abuelos cruzaron la frontera norte, jamás se imaginaron que un par de generaciones después, los Ochoa entrarían al salón de la fama de los astronautas.
La historia de Ellen Ochoa, astronauta estadounidense de origen mexicano de que pronto será inmortalizada junto a grandes como Neil Armstrong, comienza con una familia que fue a Estados Unidos para asegurarle un futuro a sus hijos.
Relacionado: Cómo un mexicano ‘convenció a la NASA’ de usar tortillas como comida espacial
Gracias al esfuerzo de sus ancestros, Ochoa tuvo estudios universitarios y se doctoró en la Universidad de Stanford, lo que posteriormente le abrió las puertas de la NASA.
Cuando Ellen nació, sus abuelos tenían 80 años de edad y no pudo conocerlos
Décadas después de que su familia abandonara su país de origen, Ochoa se acercó más a las estrellas al desempeñarse como ingeniera de Investigación en el Centro de Investigación Ames en 1988.
Ellen fue de las primeras astronautas de origen mexicano
Ahí su carrera daría un giro de 180 grados al ser seleccionada para convertirse en astronauta y viajar al espacio en 1993.
Tras varios años de arduo esfuerzo y estudio, el apellido hispano de Ellen ha sido usado para nombrar dos escuelas de Washington y California, y sus proezas han sido reconocidas con la Medalla al Servicio Distinguido, el honor más alto otorgado por la NASA.
Luego de 30 años de carrera, Ellen ingresó al salón de la fama de los astronautas
Esta mujer, ejemplo de superación y trabajo, ocupa el cargo de directora del Centro Espacial Johnson de Houston, institución a la que entró como investigadora hace 27 años.
Ella, así como muchos otros estadounidenses que hoy prosperan de manera honesta, tuvo un estilo de vida mejor que hubiera tenido si sus ancestros no hubieran dejado su tierra atrás para convertirse en inmigrantes.
También te interesará: ¿Hay vida en otros planetas? La NASA lo cree posible