Durante las primeras etapas del embarazo, el cuerpo de la mujer se prepara para que el feto tenga el espacio y condiciones necesarias para su adecuado desarrollo, un estudio reciente sugiere que el cerebro también pasa por un proceso de cambio y adaptación, en formas que ayudarían a formar el lazo entre madres e hijos.
La investigación difundida en la revista científica Nature Neuroscience indica que el cerebro cambia de tamaño y estructura en las áreas involucradas con la forma en que se perciben los sentimientos y perspectivas de otros, mismos que permanecen hasta dos años después de dar a luz.
Los investigadores escanearon el cerebro de varias mujeres que no habían sido madres antes y después de dar a luz y registraron pérdida de materia gris en áreas del cerebro involucradas en el proceso denominado de cognición social, que se refiere a la habilidad de registrar y considerar la forma en que los demás perciben las cosas.
Paul Thompson, un neurocientìfico de la Universidad del Sur de California que no participó en el estudio, dijo al diario The New York Times que los resultados sugieren tres posibilidades:
- Que la pérdida de materia gris tiene consecuencias negativas en el futuro.
- Es un reflejo natural de trastornos ocasionados durante el embarazo, como el estrés, el cambio en la alimentación o la falta de sueño.
- Es un mecanismo del cerebro para lidiar con el futuro, en el que las modificaciones que sufre el cerebro incrementan la eficiencia de ciertas habilidades maternales, como la crianza, el cuidado y la enseñanza. Esta conclusión es a la que apunta el estudio.