Robert Samuel era un hombre que no tenía nada que perder cuando se le ocurrió la idea de cobrar por hacer algo que la mayoría de la gente odia.
El protagonista de esta historia no tenía dinero. Estaba en bancarrota y sus deudas lo agobiaban. Lo peor de todo es que acababa de salir el iPhone 5 y él, como muchos otros, quería uno.
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A sabiendas de que él no tendría el presupuesto para hacerse del suyo, decidió ser de los primeros en formarse frente a una Apple Store y cobrar por su lugar.
No pasó mucho tiempo antes de que alguien le ofreciera 100 dólares por que le cediera su envidiable posición en la fila, misma que ya contaba con cientos de fans de Apple que esperaban ansiosos ser los primeros en probar el nuevo aparato de su empresa favorita.
En ese momento y de manera accidental, Samuel pensó en hacer de esa experiencia un negocio, por lo que llamó a cinco de sus amigos para hacer lo mismo, no solo frente a las tiendas de Apple, sino también en conciertos, restaurantes, juegos de futbol y donde se te ocurra que haya una larga fila.
Así nació una empresa Same Ole Line Dudes que cobra 25 dólares por apartarle el lugar a alguien durante una hora y 10 usd por cada media hora adicional.
Si hace mal tiempo, la compañía cobra un impuesto adicional de 5 billetes verdes y el tiempo mínimo para hacer uso del servicio es de dos horas.
Ahora hay decenas de personas que trabajan para la empresa de Samuel, quien ahora goza de una cuenta bancaria que le permite acceder a todo lo que siempre quiso, incluido un iPhone nuevo.
Él se define como un empresario accidental, pero nosotros creemos que si la oportunidad se le hubiera presentado a alguien menos agudo, quizá la habría desaprovechado.
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gtb
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