Cuando eres un influencer, las ofertas de los fabricantes de productos que quieren que les dediques al menos un tuit no se hacen esperar.
Pero cuando eres Jennifer López y tus cuentas de Twitter e Instagram suman 100 millones de followers, se espera que sepas hacer tu trabajo como celebridad en redes sociales.
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Sidekick Group es una empresa que fabrica hoverboards (esas cosas con ruedas a las que la gente le gusta subirse para luego caer al piso), que firmó un contrato con Jennifer López para que anunciara sus productos en las redes sociales.
Emocionados por ver lo que J Lo diría de sus hoverboards, los de Sidekick Group enviaron 42 unidades a la casa de la cantante para que las probara y les dedicara un tuit o una foto en Instagram.
Sin embargo, a Lopez le importó un comino el producto y lo probó solo una vez, lo que enfureció a los de la empresa que la contrató.
Según ellos, la artista debía hablar de su producto al menos una vez cada tres meses, pero desde 2015 hasta la fecha solo lo hizo en una sola ocasión, en un escueto tuit que decía más o menos así:
Los bailarines de #AllIHave lo dan todo en sus @SideKickWheels
Desde entonces, J Lo no volvió a hablar del producto, pero sí cobró por su campaña de redes sociales y recibió las 42 hoverboards en su casa.
Afortunadamente los de Sidekick Group no son vengativos, por lo que en la demanda le exigen al representante de la cantante que devuelva los 54 mil 390 dólares que costaron todas las unidades que le regalaron.
Jennifer Lopez parece necesitar lecciones para vender sus redes sociales como dios manda.
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