Trabajar duro no significa quedarte hasta tarde en la oficina, sino aprovechar el tiempo que tienes para producir más.
Sin embargo, existen algunos malos hábitos que sabotean tus mejores intenciones de trabajar inteligentemente. Es hora de detectarlos y evitarlos.
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Business Insider realizó una compilación de algunos de los enemigos de tu productividad diaria y nosotros hemos retomado los más comunes en México.
No dormir lo suficiente
Ahora se sabe a ciencia cierta que llegar agotado a la oficina es equivalente a trabajar en estado de ebriedad.
Muchos oficinistas creen que trabajar hasta altas horas de la noche y dormir poco los ayuda a ser más productivos, pero en realidad lo único que sucede esa práctica agota el cerebro y lo hace trabajar mucho más lento y con menor enfoque que uno bien descansado.
No desayunar
Al despertar nos enfrentamos al mundo con un cuerpo que no ha recibido alimento en las últimas 8 o 10 horas, por lo que desayunar inmediatamente ayuda a ponerlo a la altura de los retos del día.
Sin embargo, desayunar lo que sea no cuenta, sino que la clave para iniciar el día con todo es alimentarse balanceando fruta, proteínas y cereales que le den a tu cuerpo lo que necesita para concentrarse.
Dormir junto al teléfono
Lo sabemos, es difícil no tener un smartphone cerca ni siquiera cuando dormimos, pero sus pantallas LED generan algo que los expertos llaman ‘Luz Azul’ que inhibe la producción de melatonina, hormona que ayuda a regular los ciclos de sueño.
Dejar al final el trabajo principal del día
Investigadores han descubierto que la gente tiene una cantidad limitada de voluntad que decrece poco a poco conforme el día avanza.
Si comienzas haciendo tareas pequeñas y sencillas para arrancar el día, los más probable es que tu voluntad de hacer el trabajo más pesado desaparezca al cabo de unas horas.
Mejor dedícale la primera parte del día a ese gran proyecto que tienes entre manos para luego hacer tareas menores. Esto te ayudará a hacer más en menos tiempo.
Desayunar comida chatarra
Lo primero que mucha gente consume al despertar son panecillos, leche con chocolate y alimentos con altos contenidos de azúcar. Esto provoca somnolencia horas más tarde y una reserva baja de energía durante el día.
Asegúrate de comer una buena cantidad de proteínas y bajarle a la grasa, el azúcar y los carbohidratos para tener un día lleno de energía y productividad.
Multitasking
Al contrario de lo que muchos creen, el multitasking no te hace más productivo, sino más proclive a cometer errores.
Concéntrate en una sola tarea y asegúrate que ha quedado bien hecha antes de enviarla a revisión. De esta forma podrás administrar mejor tu tiempo y destacar por la calidad de tu trabajo.
Quedarse sentado todo el día
Algunos jefes creen que la productividad viene de quedarse sentado frente a una computadora todo el día cuando en realidad es lo contrario.
Levántate de tu asiento y camina un poco. Toma aire libre y verás cómo las buenas ideas comienzan a tomar forma en tu cabeza.
Intercambia las horas de sedentarismo por un poco de actividad física que estimule tu cerebro y fomente la circulación sanguínea.
Perfeccionismo
Obsesionarse con los pequeños detalles no conduce a nada más que a la procrastinación.
No entregar nada en todo el día por temor a no estar a la altura de las exigencias es uno de los principales enemigos de la productividad.
Aceptar el hecho de que el mundo no acabará si no se entrega un trabajo excelente al 100% ayuda a deshacerse de la presión que acompaña al perfeccionismo y mejora los tiempos de entrega.
Ambición
Dormiste bien, desayunaste de manera balanceada y tomaste una buena taza de café, así que estás preparado para enfrentar los retos del día como todo un campeón.
Sin embargo, algo sucede: te vuelves muy ambicioso y quieres completar el doble de tareas a las que estás acostumbrado. Esto provoca confusión y pérdida de productividad.
No intentes comerte al mundo en un solo día. Concéntrate en pocas tareas para hacerlas bien y sal temprano de la oficina. Ya habrá tiempo para lograr todos tus objetivos.
Falta de visión
Warren Buffett relató una vez que una clave para lograr sus objetivos en la vida fue componer una lista de 25 cosas que quería hacer antes de morir. Luego priorizó cinco de ellas y procedió a ignorar las 20 que sobraron.
Esto le permitió tener una visión clara de sus objetivos primordiales y cumplirlos uno a uno hasta que tuvo tiempo de comenzar con los otros 20 de la lista descartada.
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