Uno de los grandes retos de las empresas, a escala global, es: cómo adoptar las herramientas que la Inteligencia Artificial ofrece. En especial en materia de marketing. A la par que se desarrolla la tecnología, avanza el debate ético sobre la sistematización de datos, capaz de generar respuestas racionales con capacidad y velocidad que pueden superar las de un cerebro humano promedio.
Por supuesto, una de las áreas en las que se acelera el uso de Inteligencia Artificial es el mercadeo. De hecho, buena parte del marketing moderno se basa en un mejor y más intensivo uso de los datos. Pueden ser hábitos, motivaciones, patrones de comportamiento, tendencias, intereses, formación, nivel de digitalización. Y muchos otros para entender a los consumidores.
En consecuencia, ha surgido el neuromarketing. La definición más sencilla es «la aplicación de técnicas pertenecientes a las neurociencias, en el ámbito de la mercadotecnia. Ella analiza los niveles de emoción, atención y memoria evocados por estímulos en contexto de marketing o publicidad. Entre ellos anuncios, productos o experiencias. El objetivo es tener datos más precisos acerca de la reacción de los consumidores. Y por tanto, mejorar la gestión de recursos destinados a mercadotecnia y ventas de las empresas».
Por tal motivo, es absolutamente lógico que el neuromarketing abrace a la Inteligencia Artificial como una herramienta que abre enormes posibilidades. En especial, para entender mejor a consumidores cada vez más complejos, conscientes y demandantes.
Ambas disciplinas brindan herramientas poderosas para analizar y predecir el comportamiento del consumidor, pero desde perspectivas distintas y complementarias.
Mientras que la IA aprovecha algoritmos avanzados para procesar datos masivos y personalizar experiencias en tiempo real, el neuromarketing profundiza en las respuestas subconscientes y emocionales de los individuos ante estímulos de marketing.
El neuromarketing, aunque menos mencionado que la Inteligencia Artificial, sigue siendo poderoso y cada vez más relevante para comprender las motivaciones profundas y los impulsos emocionales que guían las decisiones de compra de los consumidores.
Se trata, no obstante, de una herramienta compleja y especializada, la cual, siendo perfectamente, honestos requiere mucho estudio y sofisticación en el análisis, por lo que es un ejercicio que puede ser más útil y accesible para empresas más grandes, de ámbito multinacional y con portafolios extensos.
En cambio, las herramientas de Inteligencia Artificial son, en este sentido, más flexibles. Y por lo tanto su utilización va a ser masiva en la medida en que se vayan desarrollando sus posibilidades.
No obstante, hay un enfoque que habla de la complementariedad entre el neuromarketing y la Inteligencia Artificial. Existe, de hecho, una experiencia internacional que sirve de evidencia.
El neuromarketing se centra en comprender cómo funcionan los procesos mentales y emocionales de los consumidores. Ellos para influir en sus decisiones de compra y utiliza técnicas como la neurociencia, la psicología y la biometría para estudiar las respuestas cerebrales y fisiológicas frente a estímulos de marketing.
Mientras, la inteligencia artificial en marketing se basa en algoritmos avanzados que procesan grandes volúmenes de datos para predecir comportamientos y personalizar las interacciones con los consumidores, señala un artículo publicado en Harvard Business Review.
La IA impulsa el desarrollo del marketing
«Las grandes corporaciones están intensificando sus inversiones tanto en neuromarketing como en inteligencia artificial aplicada al marketing. En el caso del neuromarketing. Se proyecta un crecimiento constante, con el mercado global estimado en alcanzar los USD 2.800 millones para 2025. Y un crecimiento anual compuesto del 12.1% durante el período de pronóstico 2021-2025», señala un artículo del portal especializado PuroMarketing.
«Mientras tanto, la Inteligencia Artificial, en el ámbito del marketing, está experimentando un notable auge. Los pronósticos indican que el mercado global podría alcanzar los USD 39.400 millones para 2025, con un crecimiento anual de 39.3% durante el mismo período», sigue la publicación.
La Inteligencia Artificial puede analizar datos de manera más rápida y exhaustiva que los
métodos tradicionales de neuromarketing, lo que faculta a las empresas ajustar sus estrategias en tiempo real.
Además, la capacidad de personalización de la IA es claramente superior. Puede adaptar mensajes y ofertas de manera precisa según las preferencias individuales de los consumidores.
Sin embargo, el neuromarketing sigue siendo relevante porque ofrece perspectivas únicas sobre cómo funciona el cerebro humano. Y por ende cómo responden los consumidores a nivel subconsciente.
Estos elementos no siempre son captados por la IA, que se basa en datos observables y patrones identificables. Además, el neuromarketing puede ayudar a validar y complementar los hallazgos de la IA. Puede proporcionar una comprensión más profunda y holística del comportamiento del consumidor.