Cancún y la Riviera Maya son dos de los destinos turísticos más populares del Caribe Mexicano; sus playas atraen a millones de visitantes, principalmente extranjeros, pero los hechos violentos registrados recientemente podrían poner en peligro su atractivo internacional y golpear a la economía local, dependiente del turismo y el comercio.
Las balaceras ocurridas en los últimos días, una en el club Blue Parrot en Playa del Carmen durante la madrugada del lunes y otra ayer por la tarde en Cancún, dejaron nueve muertos (cinco en el primer enfrentamiento y cuatro en el segundo) y generaron pánico entre habitantes de Quintana Roo.
Las autoridades atribuyeron la balacera en el club de playa a un conflicto personal y el ataque a la Fiscalía de Cancún al crimen organizado, pero el secretario de Gobierno del estado, Francisco López Mena, declaró en entrevistas que se investiga una posible relación entre ambos hechos.
La aparición de una narcomanta tras el enfrentamiento en el Blue Parrot e informes de la PGR sugieren que los hechos podrían estar ligados al enfrentamiento de células asociadas con el Cártel del Golfo, Los Zetas y una organización local por el control delictivo en la zona.
El funcionario estatal aseguró que ninguna instalación turística se vio afectada por lo ocurrido y que todo transcurre con normalidad en Cancún, donde se activó el código rojo para reforzar la seguridad.
Para una entidad cuya economía depende principalmente del turismo y comercio, mantener la seguridad es vital. La Secretaría de Turismo local estima que en 2016 recibió a 10 millones 834 mil 822 viajeros (principalmente provenientes del extranjero), lo que habría dejado una derrama económica de 8,662.30 millones de dólares.
Evitar el destino de Acapulco
Las balaceras y la presencia del crimen organizado también despiertan preocupaciones de que el Caribe mexicano comparta el destino de Acapulco.
Desde hace una década, la ciudad costera del estado de Guerrero ha visto su atractivo turístico en detrimento ante los ojos del mundo debido al aumento en la violencia por el enfrentamiento de grupos delictivos.
De acuerdo con el analista de seguridad Alejandro Hope, en la Riviera Maya existen las condiciones sociales necesarias para que estalle la violencia, como la explosión de crecimiento demográfico, una alta concentración de jóvenes con pobres perspectivas económicas y prosperidad económica regional “con muchos blancos para la extorsión”. La misión de las autoridades será evitar que se repita la historia de Acapulco.