La respuesta está en la testosterona, esa hormona que los hace varoniles al mismo tiempo es su peor enemiga.
Que estén más propensos a accidentes o muertes violentas durante la juventud, no es el único motivo por el que vivan menos que las mujeres.
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La ciencia ha demostrado que el sistema inmune de los hombres es inferior al de las féminas, tienen mayor facilidad de contraer infecciones, son más susceptibles a desarrollar cáncer y enfermedades del corazón a edad temprana.
Irónicamente la culpa de esto la tiene la cantidad de testosterona que producen, según menciona Richard G. Bribiescas, en su reciente estudio Why Men Don’t Live as Long as Women.
Pese a desempeñar un papel importante en el ámbito reproductivo, les genera una salud deficiente, ya que la testosterona suprime la función inmune, mientras que el estradiol, el esteroide sexual en las mujeres, refuerza la función inmune.
Estudios realizados en Corea del Sur aseguran que los hombres castrados (eunucos) tienen una vida más larga que el promedio de los hombres en ese país. Entre mayor es el nivel de testosterona, mayor es el de colesterol, lo que incrementa las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, infartos y cáncer de próstata.
Aparte de los efectos sexuales, la testosterona es una hormona que promueve el desarrollo muscular, aumenta el metabolismo y la quema de tejido graso, pero, así como es súperpoderosa también es un arma de doble filo, menos grasa hace a los hombres más vulnerables ante la escasez de alimentos y las infecciones.
Las mujeres pasan por muchas más cosas como el embarazo, el cual conlleva todo un proceso de cambio del cuerpo durante y después de los nueve meses, y pese a ser más propensa a las enfermedades e infecciones, su cuerpo funciona como una armadura que la protege y aunque produce testosterona no es tan vulnerable a ella.
gpa
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