Durante su campaña presidencial, Donald Trump prometió lograr que compañías como Apple mudaran su producción de vuelta a Estados Unidos; y aunque el magnate aseguró que ya entabló una charla con el CEO de la firma, Tim Cook, aún debe convencer al hombre que realmente fabrica el iPhone: Terry Gou.
Gou es el presidente de Foxconn, la empresa taiwanesa que fabrica y ensambla los teléfonos de Apple (y que hace unos años estuvo en medio de la polémica por abusos laborales). En una carta dirigida al presidente electo de Estados Unidos y publicada en Bloomberg, el ejecutivo indicó que cambiar la producción de país será costoso, pero está dispuesto a hacerlo con una condición: él no pagará para que el magnate cumpla sus promesas.
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“Si quiere que los iPhones se fabriquen en Estados Unidos, puedo hacer que suceda también. Incluso puedo instalar una línea de producción en la Trump Tower si así lo desea, pero los costos serán enormes”.
El presidente de la mayor armadora tecnológica del mundo detalló que el dispositivo no sólo se fabrica en China “porque es más barato, sino porque tengo a miles de proveedores en las cercanías y al millón de personas que necesito emplear cuando la demanda está en su punto más alto”.
“Si me ofrece menores impuestos, subsidios para contratar a más personas, electricidad barata y un terreno, seguro que podremos llegar a un acuerdo (…) Pero recuerde: Así como el muro que pretende construir, alguien tendrá que pagar. Y permítame decirle que no seré yo”, se lee en la misiva.
Aquí puedes leer la carta completa de Terry Gou:
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Querido Sr. Trump,
Usted no me conoce pero soy Terry Gou, el hombre que fabrica su iPhone.
Permítame comenzar felicitándolo por la elección. Su victoria me hizo considerar lanzar mi propia campaña presidencial. La próxima vez que hable con el presidente de Taiwán., quizá sea yo quien esté al otro lado de la línea.
Tenemos mucho en común, usted y yo. Ambos somos millonarios (aunque yo soy más rico), ambos amamos construir cosas, estamos casados con mujeres más jóvenes y hermosas, y ambos odiamos a Wall Street.
Sé que le ha dicho a sus constituyentes que creará muchos trabajos, así que quiero darle un par de consejos. Primero, en realidad no tiene que crear ningún empleo, solo tiene que hacer que la gente crea que va a crearlos. Estoy seguro de que este concepto le resulta familiar.
De hecho, puedo ayudarle con eso. Si mira a Brasil, Indonesia, India y a media docena de provincias chinas, verá que mi trabajo habla por sí mismo.
Tomemos a Indonesia, uno de los logros que me hacen sentir más orgulloso. No, no he construido un solo iPhone ahí y quizá jamás lo haré. Durante discusiones a puerta cerrada, se permitieron pensar que quizá invertiría 10 mil millones de dólares en una fábrica de teléfonos móviles. No es mi culpa que algunos políticos demasiado ambiciosos, ansiosos por mejorar su reputación como líderes que hacen las cosas, lo revelaran a la prensa.
Todo lo que tengo que hacer es exponer mis peticiones y mirar mientras los burócratas y políticos discuten si pueden permitirse tenerme ahí o arriesgarse a incumplir sus promesas de campaña.
Aquí es cuando nosotros tenemos que hablar. Escuché que estuvo diciendo que va a hacer que Apple fabrique cosas en Estados Unidos. Bueno, verá, Tim Cook no fabrica cosas, yo lo hago. De hecho, recibí 75 mil millones en ganancias por parte de ellos (Apple) el año pasado.
Soy alguien que hace las cosas, señor Trump, hago que las cosas sucedan. Cuando Apple me dijo que quería hacer iPhones en Brasil para evitar los aranceles de importación, lo hice. No creé demasiados empleos, porque simplemente exporté iPhones prefabricados para que los brasileños los ensamblaran (como un Lego) pero se cumplió con el trabajo solicitado. Y por trabajo me refiero a mantener a los líderes de Estados Unidos y Brasil felices. ¿Y quién cree que pagó por ello? Yo no.
Si quiere que los iPhones se fabriquen en Estados Unidos, puedo hacer que suceda también. Incluso puedo instalar una línea de producción en la Trump Tower si así lo desea, pero los costos serán enormes. Verá, no sólo manufacturamos en China porque es más barato, sino porque tengo a miles de proveedores en las cercanías y al millón de personas que necesito emplear cuando la demanda está en su punto más alto.
Puedo colocar más robots en Estados Unidos, seguro, pero tomará meses entrenarlos, mientras los humanos pueden aprender en sólo un par de horas. Además, más robots significa menos empleos.
Elevar los aranceles de importación tampoco cambiará mucho la ecuación, pero si me da menores impuestos, subsidios para contratar a más personas, electricidad barata y un terreno, seguro que podremos llegar a un acuerdo. Déjeme saber de qué números quiere hablar y le responderé.
Pero recuerde: Así como el muro que pretende construir, alguien tendrá que pagar. Y permítame decirle que no seré yo.