El burnout duele, te hace sentir como si una parte de ti estuviera perdida, como si las tareas que normalmente realizas con facilidad de pronto se volvieran complejas.
Diversas investigaciones demuestran que el burnout tiene tres dimensiones: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. El cansancio emocional te hace sentir exhausto a nivel emocional, físico y cognitivo. No puedes concentrarte, te enojas o irritas con facilidad, te enfermas con mayor frecuencia y tienes problemas para dormir.
La despersonalización se manifiesta en sentimientos de alienación o cinismo hacia tu equipo de trabajo y aunque no puedes imaginar que las cosas continúen así, tampoco sabes que hacer para remediarlo. Esa tercera dimensión del burnout, la baja realización personal, atrapa a muchos empleados en cuestiones que los hacen sufrir. Cuando sientes el burnout, tu desempeño (y la confianza en ti mismo).
Las consecuencias de burnout pueden ser severas, como enfermedad coronaria, hipertensión, problemas gastrointestinales, depresión, ansiedad, aumento en el consumo de alcohol o drogas, conflictos familiares o de pareja, alienación y menores prospectos de carrera.
Si sospechas que padeces burnout, no lo ignores porque no desaparecerá por sí mismo. A continuación, compartimos algunos tips para contrarrestarlo:
1. Haz del cuidado personal una prioridad
Haz una cita con tu doctor para que te realice una evaluación médica. Para poder ayudar a otros, primero debes ayudarte a ti mismo. Prioriza los buenos hábitos de sueño, nutrición, ejercicio, conexión con las personas que quieres y prácticas que promuevan la tranquilidad y el bienestar (como meditar, escribir un diario, terapia o un espacio para tus hobbies).
2. Analiza tu situación actual
Quizá ya detectaste lo que te hace sentir burnout, pero si no es así, intenta registrar la forma en que empleas tu tiempo durante una semana, para cada bloque de tiempo, escribe lo que haces, con quién, cómo te sientes (en una escala del 0 al 10) y qué tan valiosa es esa actividad. Hacer esto te permite sentar las bases para decidir dónde puedes hacer los cambios que tengan mayor impacto. El principio básico es limitar tu exposición a las tareas, personas o situaciones que te agotan y aumentar el tiempo que dedicas a las que te hacen sentir mejor y revitalizado.
3. Reduce tu exposición a factores de estrés laboral
De ser posible, reduce tus horas de trabajo o toma unos días de descanso (aprovechar los puentes es otra opción). Usa el análisis de los bloques de tiempo como una guía y piensa en lo que puedes hacer al respecto. Por ejemplo, si alguna persona te desgasta y puedes evitarla, hazlo; si tiendes a controlarlo todo, procura delegar algunas tareas. Esfuérzate por desconectarte del trabajo en fines de semana y por las noches.
4. Incrementa tus recursos laborales
Pasa más tiempo realizando las actividades con mayor valor y que te hacen sentir con mayor energía. Ponte en contacto con los compañeros en que confías o cuya compañía disfrutas. Piensa en recursos que necesitas para tener un mejor desempeño (como capacitación o mejoras en diversos procesos) y platica con tu jefe o colegas para encontrar la forma de llevarlo a cabo.
5. Haz una evaluación
Hay cosas que puedes cambiar y otras que no. Detente a pensar si la cultura organizacional te permite sentirte realizado, si aún te sientes motivado por tu trabajo o es momento de hacer un cambio.