Los lunes suelen ser repudiados por millones de trabajadores del mundo.
Algunos, incluso, experimentan lo que se llamado ‘monday blues’ o ‘depresión del lunes’.
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Nadie sabe explicar a ciencia cierta por qué la gente suele sentirse triste o enfadada cuando la nueva semana laboral está, por llegar, pero lo cierto es que esto no fue así siempre.
Durante los siglos XVII y XIX, la clase trabajadora de Reino Unido y Estados Unidos, principalmente, veía al lunes como un día de asueto ideal para descansar de la fiesta del domingo y estar con la familia.
De 1700 a principios del siglo XX, la semana laboral consistía en seis días, lo que dejaba al domingo como única oportunidad para alejarse de las fábricas y granjas y beberse el salario arduamente ganado durante la semana.
La fiesta solía ser tan intensa durante el domingo, que el lunes pasó a convertirse en una especie de día ‘colchón’ que se usaba para descansar de la resaca o visitar algún museo antes de volver a iniciar otra exhaustiva semana de trabajo de seis días.
A pesar de que las plazas, museos, jardines botánicos, teatros, cafés y restaurantes se abarrotaban de trabajadores bien vestidos y sus numerosas familias durante este día, en el calendario de los patrones y dueños de fábricas, el lunes era un día normal de trabajo.
Descansar en lunes era más un acto de rebeldía que un pretexto para descansar el organismo luego de haber consumido cantidades industriales de alcohol el día anterior.
Sin embargo, el reinado del ‘santo lunes’ comenzó a menguar conforme los dueños de las fábricas adoptaron políticas de trabajo de media jornada durante el sábado, lo que les dejó tiempo a los trabajadores de irse de fiesta ese día y descansar el domingo, dejando intacto al lunes como día laboral.
Así, poco a poco, y con la implementación del sábado y domingo como días oficiales de descanso, la figura del lunes como día apócrifo de asueto, comenzó a disiparse hasta desaparecer completamente, dejando en el olvido la idea de que el primer día de la semana era de descanso y diversión (a costa del patrón).
Luego, conforme el siglo XX comenzó a avanzar, el concepto de ‘monday blues’ comenzó a tener popularidad, deprimiendo a millones de empleados de todo el mundo que odian el hecho de que una semana más de trabajo está por comenzar.
Sin embargo, cuando se ama el trabajo que haces. ¿Qué hay que odiar?
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