Este inmigrante empezó como empleado y acabó como multimillonario

Este inmigrante empezó como empleado y acabó como multimillonario

Cuando Manny Khoshbin huyó de Irán, su patria, a Estados Unidos, jamás imaginó que en unos años se convertiría en un multimillonario con una de las colecciones de autos de lujo más escandalosas del planeta.

Actualmente Khoshbin viste trajes sastre, posee un gran número de propiedades que una estrella de rock envidiaría y se mueve en autos que sólo reyes y magnates han conducido.

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Pero cuando llegó a Estados Unidos para huir de la violencia que azotaba su país, el joven inmigrante no soñaba con palacios ni autos, sino con ahorrar lo suficiente para rentar un pequeño departamento para alojar a su familia.

Por no saber hablar inglés, el único trabajo que Khoshbin consiguió fue como acomodador en una de las muchas tiendas de la cadena Kmart, donde luego de un extenuante turno en el que ganaba poco más de 4 dólares, se dirigía a su hogar, una vieja camioneta, para sumar las ganancias de ese día.

Al poco tiempo, Khoshbin y su familia ahorraron lo suficiente para mudarse de la camioneta a un modesto departamento y luego de un año, el joven iraní logró conseguir lo suficiente para comprarse un auto y cambiar de trabajo.

Al volante de su Honda Accord 1983, el inmigrante pudo viajar más lejos y conseguir un empleo como vendedor de llantas.

Con su nuevo salario Khoshbin ahorró más y adquirió una modesta propiedad que pronto vendió para adquirir otra, y al poco tiempo, fundó una compañía de bienes raíces llamada The Khoshbin Company, que hoy factura millones de dólares al año.

Décadas después de su llegada a su país adoptivo, aquel joven iraní con sueños de superarse acumuló una fortuna que ronda los 100 millones de dólares y hoy su familia vive en la opulencia gracias a uno de sus miembros más jóvenes.

 

Así, un simple cajero se volvió millonario, no con sueños de grandeza, sino con disciplina, ética laboral y mucha perseverancia.

El ahora magnate no fue heredero de ninguna fortuna, sino que llegó a un país extraño con las manos vacías pero listas para trabajar como nunca antes lo había hecho.

 

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