Su proyecto consiste en una celda de combustible que convierte la orina en biogás, el cual puede utilizarse para cocinar y calentar agua.
La celda que desarrolló Gabriel Luna Sandoval, doctor en ingeniería mecánica, es un tanque de acrílico y electrodos metálicos de aproximadamente 20 centímetros cuadrados, que funciona pasando corriente eléctrica para poder realizar el efecto de electrólisis, y así separar el hidrógeno y el oxígeno.
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La electrólisis se produce al pasar la corriente eléctrica entre los electrodos, de esta manera se separan las moléculas de hidrógeno y oxígeno, y así, el hidrogeno puede es utilizado como biocombustible.
Con la orina que desechan por la mañana uno o dos adultos sería suficiente para abastecer el gas que una familia de cuatro necesitaría en una semana.
Los componentes de la orina: agua, sales y aproximadamente dos por ciento de urea, la cual contiene cuatro moléculas extras de hidrógeno, permiten a esta celda generar alrededor de 563 mililitros de hidrógeno por minuto, energía suficiente para preparar los alimentos del día, calentar agua y otras necesidades cotidianas.
Asimismo, la celda recicla la orina y la pasa por un filtro que evita la acumulación del amoniaco, elemento que con el tiempo corroe los ductos del aparato.
Para producir electricidad, es necesario un generador con motor de combustión interna. El gas generado por la celda de orina sirve como combustible en el generador y éste a su vez, produce la energía eléctrica. Actualmente se han hecho pruebas con un generador de cinco kilowatts, comenta Gabriel.
Este proyecto le valió al investigador de la Universidad Estatal de Sonora, su participación en el Primer Foro Internacional de Talento Mexicano Innovation Match MX 2016. También ha trabajado conjuntamente en proyectos con la Agencia Espacial Mexicana (AEM).
gpa
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