Asistimos a un evento realizado en un acogedor restaurante de Polanco, uno de los barrios más exclusivos de México, para ver cómo Poncho Hernández, un prestigiado chef mexicano, convertía en comida un reloj con más de 100 años de tradición.
En la reunión con otros miembros de la prensa, la firma relojera Oris presentó varios platillos, mismos que se maridaron con tres tipos diferentes de vinos de la casa mexicana Chateau Camou.
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Al principio estuvimos escépticos, pues no sabíamos cómo era que un chef mexicano podía interpretar un reloj con un valor superior a los 40 mil pesos.
Los relojes son mecánicos y necesitan mantenerse en movimiento para que su intrincado mecanismo de precisión continúe vivo, dando la hora con cada segundo que pasa.
El lujoso modelo que presidió la noche fue el Oris Artelier Skeleton.
Sus correas de cuero y su cuerpo metálico pulido con la maquinaria más precisa del planeta nos dejaron ver porqué los relojes de esta marca se venden tan caro.
El ambiente que nos regaló el restaurante Sinaia de Polanco, en la Ciudad de México, creó el marco perfecto para esta presentación.
Muchos de los platillos presentados por el chef se inspiraron en el hecho de que Oris lleva más de 100 años contando el tiempo, por lo que muchas de las preparaciones se caracterizaron por necesitar varias horas de paciencia para reflejar ese lento pero constante pasar del tiempo.
Tanto la parte trasera como la frontal fueron hechas de zafiro, uno de los cristales más resistentes (y caros) del mercado. Sus propiedades, además de ofrecer un vidrio completamente transparente, garantizan una falta casi total de distorsión a la vista.
Una de las características que siempre ha identificado a los relojes de Oris es su rotor rojo trasero, mismo que deja ver cómo cada diminuto engrane trabaja sin descanso para dar la hora.
El diseño del reloj permite ver a través de él, lo que añade un toque bastante interesante a este modelo. En especial para quienes se mantienen largo rato mirando a detalle cómo cada piececilla se mueve sin descanso
A pesar de encontrarnos en un lugar con poca luz, leer la hora en uno de estos relojes no fue difícil, pues cada manecilla viene decorada con un pequeño rastro de material fluorescente que brilla en la oscuridad.
En el evento se presentó oficialmente al chef Poncho Hernández como embajador cultural de Oris en México.
A pesar de que una de las premisas de la marca suiza es que sus ‘relojes son reales y son para gente auténtica’, no vimos por ningún lado dónde estaba esa gente, pues no cualquiera es un chef de renombre y sin duda muy pocos pueden pagar un reloj como estos.
Aún así nos llevamos una exquisita sorpresa al ver como un chef mexicano interpretó a una marca que nació en 1904, y que desde entonces ha creado empleos para la gente del pueblo suizo de Hölstein para mejorar su calidad de vida.
De hecho, en aquella región, la marca Oris es un elemento muy querido, pues no existe una sola persona que no haya trabajado o conozca a alguien que no haya puesto un pie en su planta de producción.
¿Probamos el reloj? Claro que sí… al menos, supimos lo que era tener una de estas finas y lujosísimas piezas de maquinaria suiza en nuestra muñeca, sabiendo lo difícil que sería desprenderse de más de cuatro o seis meses de salario para poder sabernos dueños de una de ellas.
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