Tras casi siete años de que el australiano Julian Assange, fundador de WikiLeaks, estuviera refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, este jueves Ecuador le retiró el asilo político y fue detenido.
Lenín Moreno, presidente de Ecuador, explicó que le retiró el asilo político a Assange “por su conducta irrespetuosa y agresiva” en la embajada de Londres.
El presidente de Ecuador acusó a Assange en un video de Twitter de instalar equipos electrónicos de distorsión no permitidos, bloquear las cámaras de seguridad, agredir a guardias de la sede diplomática y acceder sin permiso a archivos de seguridad.
Lenín Moreno aseguró que Reino Unido se ha comprometido “por escrito” a que Assange no será extraditado a un país donde pueda afrontar la pena de muerte.
El 19 de junio de 2012 el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, le concedió asilo al fundador de WikiLeaks, quien temía ser extraditado a Estados Unidos por la información confidencial que se filtró en su página.
Correa acusó al actual presidente de Ecuador de haber cometido la mayor “canallada y cobardía” que jamás olvidará la humanidad.
Cuando Assange solicitó asilo enfrentaba cargos por haber abusado de dos mujeres en Suecia, lo que afirmaba era una estrategia de Estados Unidos para extraditarlo.
En esta ocasión fue detenido por una orden de la Corte de Magistrados de Westminster emitida en 2012, que lo acusa de violar los términos de la fianza concedida mientras se resolvía su posible extradición a Suecia.
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La policía de Londres informó que el fundador de WikiLeaks fue detenido por solicitud de Estados Unidos quien lo acusa de “delitos informáticos” y pide su extradición.
A su vez las autoridades estadounidenses señalaron que lo acusan de conspiración para cometer una intrusión informática por haber aceptado robar una contraseña para entrar en una computadora clasificada del gobierno de EE.UU.
En 2010 Chelsea Manning, una exagente del ejército de Estados Unidos filtró a través de WikiLeaks documentos secretos de la guerra de Afganistán e Irak.
Manning fue condenada a 35 años de prisión, pero el presidente Barak Obama le otorgó el perdón en 2017.
