El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó que la NASA volviera a enviar astronautas a la Luna.
Al firmar la Directiva de Política Espacial, el mandatario dijo que esto reenfocará programa espacial estadounidense hacia el descubrimiento y la exploración humana.
La intención es convertir a Estados Unidos en la mayor potencia en la industria espacial y sentar las bases para llegar a Marte, el siguiente horizonte de la exploración humana fuera de nuestro planeta.
La última vez que Estados Unidos envió una misión tripulada fuera de la órbita terrestre fue en 1972 en la misión Apolo 17. En aquella ocasión, los astronautas Eugene Cernan y Harrison Schmidt reaizaron tres caminatas sobre la superficie del satélite natural.
Quizá la misión no suene complicada para la agencia espacial estadounidense, pero aún hay varios temas que resolver, por ejemplo, que la NASA ya no tiene sus propios vehículos espaciales (actualmente sus astronautas llegan a la Estación Internacional a bordo de cápsulas rusas).
Sin embargo, compañías privadas como Space X de Elon Musk (quien tiene sus propios planes para colonizar el planeta rojo), podrían apoyar en la transportación y amortiguar los costos, otro de los obstáculos para que Estados Unidos lleve a cabo este plan.
Hace unos meses el gobierno estadounidense dijo que en 2033 enviaría a los primeros humanos a Marte, pero será la NASA quien realice los cálculos y defina si realmente es posible cumplir el objetivo.