El astrofísico Michael Hippke propone usar la gravedad solar para amplificar señales de internet inalámbrico para que viajen a donde ningún otro hombre ha llegado jamás.
La alocada y ambiciosa teoría busca aprovechar la potentísima fuerza del Sol para beneficio de la humanidad en su exploración espacial.
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La idea, dice Hippke, es que un astronauta pueda ver Netflix desde Alfa Centauri, una estrella que se encuentra fuera del Sistema Solar.
De esta manera no solo se asegura el entretenimiento del viajero espacial aburrido, sino también se mejora la comunicación con la tripulación de una nave que vaya muy, muy lejos.
El efecto honda es ejemplificado aquí por la línea púrpura de la derecha
El astrofísico dice que si se quisiera enviar una señal wifi a Alfa Centauri, habría que usar una sonda espacial del tamaño de la ciudad de Nueva York, pero que con su método sería mucho más fácil (y barato) alcanzar la misma meta.
Hippke se basa en un efecto observado por Albert Einstein a principios del siglo pasado: el lente gravitatorio, cuyo principio es que la gravedad de un astro puede amplificar una señal de casi cualquier tipo.
El lente gravitatorio tiene (en teoría) la capacidad de magnificar una señal
El problema es que para lograr esto hace falta enviar una sonda a 90 mil millones de kilómetros del Sol, una distancia que ni el dispositivo Voyager ha alcanzado en más de 40 años de viaje ininterrumpido por el Espacio.
Sin embargo, para fortuna de Hippke, los científicos tienen una teoría: usar la misma gravedad del Sol para disparar en forma de catapulta una sonda a 90 mil millones de kilómetros en tan solo tres décadas.
La sonda Voyager 1 lleva viajando por el espacio desde 1977
Si la sonda llegara a posicionarse a esta distancia sería capaz de recibir mensajes enviados por alguien en Alfa Centauri aprovechando la lente gravitatoria de la estrella.
Puede sonar algo disparatado, pero los astrofísicos podrían tener en sus manos la respuesta a la conexión wifi universal que el mundo desea con tanto fervor.
