¿Alguien sabe qué carajos fue de esa rara publicidad de los autobuses?

¿Alguien sabe qué carajos fue de esa rara publicidad de los autobuses?

Si alguna vez has usado algunos de esos autobuses de transporte público de la Ciudad de México, seguro habrás notado esas manillas transparentes de Kienzle.

Por años esa ‘innovadora estrategia de impactar a millones de usuarios diarios’ en forma de agarraderas de plástico transparente que penden de los tubos de los camiones, han sido ignoradas.

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En serio. ¿Cuándo fue la última vez que viste algo publicitado allí? Con suerte lo único que has visto desde que aparecieron en el transporte público es la misma publicidad de la empresa, prometiendo revolucionar tu negocio si invertías con ellos.

Un día a bordo de uno de los autobuses de la ruta Kilómetro 13 – Indios Verdes, se nos ocurrió investigar qué había sido de esa empresa que decora el interior de estos vehículos con su publicidad ‘llamativa, innovadora y atrevida’.

El mejor LUGAR para que te vean

Nos metimos al Twitter de Kienzle y encontramos que el último tuit de la empresa fue compuesto en otoño de 2013. De hecho, esta cuenta fue abierta apenas un mes antes de la última interacción.

Además, la cuenta era usada por su community manager, no para anunciar los beneficios de la empresa, sino para quejarse de diversas problemáticas de la ciudad.

En Facebook la empresa no tiene presencia y su página de internet no ha sido actualizada desde hace más de cuatro años.

A propósito de su web oficial. En ella no hay mucha información y ningún teléfono de contacto o correo electrónico continúa operando.

Allí se anuncian varias marcas que confiaron alguna vez en la empresa, pero esas campañas vivieron muy poco, pues desde hace años no vemos anuncios creados por Kienzle en sus manillas.

Es curioso que una idea ‘tan innovadora’ que incluso fue registrada ante el IMPI con números No. 29413 y 29415, no hayan llegado a más, y que el certificado de resistencia que le permitía a las manillas sostener todo el peso de una persona (proporcionado por el ESIME del IPN), no fuera suficiente para garantizarle el éxito que tal vez se merecían.

No recuerdo la última vez que una marca se anunció con Kienzle

La idea de poner publicidad ‘en la mano de millones de consumidores potenciales’ parecería buena, pero Kienzle y su concepto acabaron por volverse obsoletos casi en cuanto llegaron al mercado.

Tal vez si la elusiva compañía hubiera nacido décadas antes, habría encontrado el nicho que necesitaba para trascender, pero no fue así.

Este fue el último tuit de la empresa

Hoy la empresa parece no existir y en la dirección que proporciona su página oficial no parece haber ningún tipo de actividad relacionada con la publicidad.

Su Twitter no funciona; sus correos tampoco. Sus teléfonos no responden y no hay manera de saber qué fue de la empresa cuyo legado permanece colgando al interior de decenas de autobuses que circulan por la ciudad.

La prueba de que el negocio de que Kienzle no tenía futuro es que ni siquiera su propia publicidad acabó por atraer nuevos clientes, ni despertar el interés suficiente para que alguien hiciera sonar sus teléfonos para anunciarse.

gtb

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