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Ronald Wayne, el cofundador de Apple del que no has escuchado jamás

Todo mundo ha oído hablar de Steve Jobs y Steve Wozniak como ‘los padres de Apple’, pero existió un tercero del que probablemente jamás te han contado.

Es Ronald Wayne, era más de 20 años mayor que Jobs y ‘Woz’ cuando crearon Apple y no se arrepiente de haber vendido su participación del 10% en la empresa que hoy es una de las más valiosas del mundo.

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Cuando el trío de emprendedores era muy joven, Wayne tomó su máquina de escribir y redactó el contrato que establecería formalmente a Apple Computer Company en el condado californiano de Santa Clara.

Apenas una docena de días después, Wayne removió su nombre del contrato, renunciando al 10% de su participación en la empresa.

Hoy ese porcentaje equivaldría a 690 mil millones de dólares.

Sin embargo, Wayne no se arrepiente. Desde su casa en la ciudad de Pahrump, Nevada, el ahora envejecido emprendedor recuerda los primeros días de Apple y los problemas por los que tuvo que pasar antes de renunciar a la empresa.

A principios de los 70s, Wayne conoció a Steve Jobs mientras ambos trabajaban en Atari. Un día, Jobs se le acercó para pedirle un favor peculiar:

Estoy contemplando la posibilidad de crear una compañía, pero Wozniak y yo tenemos unas pequeñas diferencias que nos gustaría que resolvieras

Ante la petición, Wayne le dejó en claro a Wozniak que podía conservar su autoría sobre los circuitos de sus computadoras si la protegía a través de un documento legal.

Luego de unas semanas, se le propuso participar en Apple como tercer cofundador, teniendo derecho al 10% de su valor.

Con sus dotes de artista, el incipiente empresario creó el legendario primer logo de Apple; ese que tiene a Isaac Newton apoyado sobre un árbol de cuyas ramas pende la manzana de su inspiración.

Sin embargo, la razón de su posterior renuncia a lo que le correspondía de la empresa llegó días después, cuando se dio cuenta de los peligros del emprendimiento.

Sucede que el primer encargo de Apple vino por parte de una tienducha de tecnología llamada Byte Shop, cuyo dueño había ordenado 50 o 100 (Wayne no recuerda) computadoras Apple 1.

La verdad es que ni Jobs ni Wozniak tenían dinero para comenzar a armar una sola de las computadoras, por lo que pidieron al banco un préstamo por 15 mil dólares.

El problema es que Byte Shop tenía la mala fama de no pagarle a sus proveedores, lo que despertó el miedo de Wayne, quien no tenía idea de cómo podría saldar su deuda con el banco si la tienda no les pagaba lo que les correspondía.

Temeroso por su futuro, decidió remover su nombre del contrato y venderle a ‘Woz’ su 10% de participación por sólo 800 dólares.

Hoy Wayne vive en Nevada, pinta ocasionalmente, viaja en su viejo coche que compró en 2001 y escribe un libro sobre sus aventuras dentro de la empresa responsable de cambiar el mundo de la electrónica de consumo.

La historia de este interesantísimo hombre y su paso por los primeros días de Apple forman parte de su libro Aventuras de un Fundador de Apple, mismo que puedes adquirir en tu librería favorita o en Amazon.

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