Antes del cochecito autónomo de Google y el Tesla X que se conduce solo, existió ALVINN, un proyecto militar que desencadenó la euforia por los automóviles que prescindían del conductor.
Durante los últimos años de la Guerra Fría, una ambulancia militar fue intervenida tecnológicamente para convertirse en el primer auto que podía conducirse sin ayuda de un cerebro humano.
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Luego de ocho años de desarrollo, ALVINN dio sus primeras vueltas de prueba en el campus de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, más de 25 años antes que los autos de Google y Tesla.
Su tecnología era rudimentaria, pero fue lo suficientemente avanzada como para permitirle entender a ALVINN que los caminos eran para seguirse y los obstáculos para evadirse.
Sorpresivamente, el vehículo llegó a funcionar con una décima del poder de procesamiento del Apple Watch, gracias a un CPU del tamaño de un refrigerador que necesitaba de un generador independiente para funcionar.
A diferencia del auto de Google que entiende los caminos gracias a que funciona con Google Maps, ALVINN era capaz de tomar decisiones sin necesidad de un mapa, debido a que sabía cómo interpretar los caminos.
A pesar de que el vehículo no llegó a evolucionar mucho, sí plantó la semilla de la tecnología que hoy Google, Tesla e incluso Uber están probando para restarle importancia al conductor y devolvérsela a los automóviles.
Mira el reporte completo de ALVINN en este interesante artículo.
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