La mercancía pirata proveniente de China es bastante conocida en México y el resto del mundo. De acuerdo con el informe anual sobre piratería intelectual de la Oficina de Comercio Exterior (USTR) de Estados Unidos, el país asiático encabeza las violaciones de derechos de propiedad intelectual y patentes a nivel global.
Aunque en años anteriores la piratería solía afectar a las grandes compañías, el portal Quartz señala que actualmente desde las firmas multinacionales hasta los emprendedores que están diseñando prototipos y arrancando sus negocios, están en riesgo de que sus productos sean copiados en una de las múltiples fábricas de China.
Esto es lo que le ocurrió al emprendedor israelí Yekutiel Sherman, quien diseñó una carcasa para smartphone con selfie stick integrado que nombró Stikbox, creó una campaña en Kickstarter para fondear su proyecto y poco después se llevó la desagradable sorpresa de que alguien se lo había copiado y ya lo comercializaba (por un precio mucho menor) en Aliexpress, el sitio perteneciente al gigante de e-commerce Alibaba.
Sherman tuvo que enfrentarse a la desafortunada realidad: pese a que su diseño había sido plagiado, poco o nada podía hacer al respecto.
Stikbox, el gadget creado por Sherman que pronto fue copiado por fabricantes chinos (Foto: Stikbox)
Song Zhu, abogado de una firma especializada en litigios entre firmas de Estados Unidos y China, dijo al portal que los negocios pueden tomar medidas para tratar de protegerse contra la piratería, como obtener patentes de utilidad y diseño válidas en los mercados a los que se busque llevar el artículo.
También pueden firmar “acuerdos NNN” (‘non-use’, ‘non-disclosure, ‘no-circumvention’) si planean trabajar con empresas chinas para crear un producto y así prevenir un uso inadecuado o no deseado dela propiedad intelectual.
Sin embargo, hacerlo no garantiza que estén a salvo, además de que en muchos casos el tiempo y dinero que se invierte en buscar al fabricante y emprender el proceso legal es mayor a lo que puede obtenerse de ganar la demanda.
Por ello, algunas empresas han optado por otras formas de ‘blindar’ sus productos contra la piratería, al diseñar software especializado que acompañe al hardware (como lo hace Apple con el iPhone), mediante una estrategia de marketing que haga que el consumidor prefiera invertir en el producto original (como GoPro) o con un componente patentado que haga que copiarlo sea una tarea tan compleja que nadie quiera tomarse la molestia de intentarlo.