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Pemex: negocio de amigos y socios

Pemex lleva décadas siendo la caja chica del Estado mexicano y una de las empresas que entraña más corrupción. Sin embargo, pocas administraciones como la de Emilio Lozoya han resultado ser más oscuras y cuestionadas, en donde la regla ha sido hacer negocios con amigos.

Columnas van y vienen sobre la forma cómo los amigos y socios del exdirector general de la petrolera mexicana entregaron proyectos multimillonarios a empresas privadas a cambio de dinero y favores.

La administración de Emilio Lozoya no sólo ha sido cuestionada por los medios, quienes han exhibido sus malas prácticas y presuntos actos de corrupción, sino por organismos como la Auditoría Superior de la Federación y en privado hasta por la nueva administración de Pemex, a cargo de José Antonio González Anaya, quien no da crédito de tantas irregularidades.

Uno de los personajes más mencionados por sus malas prácticas y derroches es el Coordinador Ejecutivo de la Dirección General, Froylán Gracia García, quien pese a todos los cuestionamientos nunca ha salido del anonimato en el que se sumergió cuando abandonó, junto con Emilio Lozoya y otro puñado de directivos, a Pemex en febrero del 2016.

Emilio Lozoya y Froylán Gracia García se conocieron en Estados Unidos hace más de una década y media por un amigo en común: Patricio Ballados. Trabajaron juntos en la candidatura de Enrique Peña Nieto a la presidencia, para luego convertirse, en diciembre del 2012, en una mancuerna inseparable que negociaba en millones de dólares las reuniones para hablar de negocios en Pemex, según se ha publicado

Froylán Gracia, aficionado a los helicópteros y las fiestas interminables, armó a su equipo de negociadores dentro del cual incluyo a Patricio Ballados y a Rafael García, hijo del exsecretario particular del otrora director general de Pemex, Jorge Díaz Serrano, en el sexenio de José López Portillo.

Otro operador fue Daniel Zapata, quien era el encargado de hacer negocios con empresarios interesados en las licitaciones de Pemex. Otros nombres que ha sido publicados en la prensa son los de Miguel Sánchez Navarro Madero, sobrino de Eduardo Sánchez Navarro, de Grupo Questro, y Carlos Autrey Díaz Aldrete, hijo de Carlos Autrey Maza y primo hermano de otro funcionario clave en la pasada administración de Pemex: Arturo Enríquez Autrey, exdirector de Pemex encargado de tejer las relaciones con todos los contratistas.

Aunque son muchos los frentes que tiene abiertos el equipo cercano de Emilio Lozoya, uno de los más recientes, el cual explotó en Estados Unidos y Brasil, es el de Odebrecht. Los directivos de la constructora brasileña han admitido que pagaron sobornos a exfuncionarios de Pemex por al menos 10.5 millones de dólares. Incluso, se han filtrado versiones que mencionan directamente a Emilio Lozoya, aunque este ha negado las acusaciones.

Según columnistas, son cuatro personajes los que negociaron con Odebrecht dos grandes contratos: la Refinería de Tula y el gasoducto Los Ramones, los cuales forman parte de la denuncia que el Departamento de Justicia formuló por corrupción contra la constructora brasileña.

Entre los directivos a los que se les ha puesto el ojo por presuntos pagos de sobornos son el propio Froylán Gracia, Arturo Enríquez, Miguel Tame y Alejandro Martínez Sibaja, los dos últimos en su carácter de directores de Pemex Refinación y Pemex Gas y Petroquímica Básica.

Como botón de muestra de los derroches de los colaboradores de Lozoya y la forma cómo operaban, el columnista Raymundo RivaPalacio escribió un texto titulado “La fiesta interminable” en el que detalla los excesos de Froylán Gracia.

“En Anzures, una colonia en la Ciudad de México de abolengo venido a menos, hay una casa donde los días son espectaculares. Se encuentra en una calle con nombre de astrónomo y es administrada por Froylán Gracia García, coordinador ejecutivo de la dirección general de Pemex durante la administración de Emilio Lozoya. La casa no es distinta a las que hay en esa zona de la capital, pero lo que la distingue es su interior y lo que se da un promedio de dos veces por semana: empresarios y políticos, funcionarios federales y gobernadores, llegan ahí por invitación con el propósito de hacer negocios”,

“El atractivo para los grupos selectos que acuden, no más de 15 de preferencia, son las mujeres. Algunos de quienes han ido a esas reuniones las describen como espectaculares. Eslavas y brasileñas, únicamente, son acompañantes para quien quiera platicar con ellas, adiestradas a retirarse cuando los visitantes comienzan a platicar de temas que no sean para gastar tiempo en superficialidades. Pero están ahí para lo que deseen los invitados. En la planta alta hay suites, no oficinas, para quien busque una mayor privacidad”.