Si cerca de tu empresa dos animales deciden aparearse, ¿cuáles son las probabilidades de que a tu negocio le vaya bien? La pregunta suena extraña, pero para un restaurante en Japón, este hecho es clave para su éxito.
Totenko es el operador de un restaurante cercano al Zoológico de Ueno en Tokio y cada vez que los pandas del lugar deciden que es momento de añadir un nuevo integrante a la familia, la afluencia de visitantes al recinto crece y con ello, las ventas del establecimiento comercial.
De acuerdo con Bloomberg, el apareamiento de los pandas Shin Shin y Ri Ri ocurrido la semana pasada elevó las acciones de Totenko en 2.9% –un incremento de más de cinco veces respecto a su promedio en los últimos tres meses– con la esperanza de que el zoológico se convierta en una gran atracción turística al recibir a su primer osezno en cuatro años.
El suceso también es poco común debido a que los osos panda son conocidos por su baja actividad sexual. En 2012, la revista Scientific American publicó que se trata de uno de los mamíferos “con menos apetito sexual”, las hembras de la especie sólo entran en celo una vez al año por un breve periodo de entre 24 y 72 horas, pero para que un macho tenga oportunidad es necesario que se lleven bien, por lo que las posibilidades de procrear se reducen aún más.
No es la primera vez que el establecimiento se ve impactado por el romance entre los pandas. En 2013, las acciones de Totenko subieron cuando parecía que Shin Shin tendría un pequeño panda, pero cayeron al mes siguiente cuando se anunció que mostraba falsas señales de embarazo.
En 2012 dio a luz a un pequeño panda que desafortunadamente falleció en menos de una semana. En aquel momento, se estimaba que el impacto económico del osezno sería de 89 millones de dólares anuales.
Shin Shin y Ri Ri llegaron a Tokio en 2011, aunque el primer par de pandas arribaron al zoológico décadas antes, en 1972. Visitarlos es una actividad bastante popular entre los habitantes de la capital del país.
