Desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX, miles, sino millones de inmigrantes provenientes de todos los rincones de Europa, África, Oceanía y Asia, entraron a Estados Unidos por la Isla Ellis de Nueva York.
La influencia de esta legendaria oficina de inmigración fue tal que hoy en día es raro el ciudadano estadounidense que no tenga un ancestro que no haya entrado al país a través de aquellas oficinas.
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En esos tiempos, las autoridades migratorias solían poner una serie de trabas para evitar que ‘cualquier persona’ entrara a Estados Unidos, y una de ellas fue un curioso rompecabezas de cinco piezas.
La prueba consistía en armar la silueta de una persona en cinco minutos y quien lo lograra superarla podría quedarse fuera del país y sin posibilidad de volverlo a intentar para reunirse con su familia.
Esta prueba, por extraña que parezca, fue toda una novedad de 1912 a 1916, pues era la alternativa a los exámenes de coeficiente intelectual que, ya sea por desconocimiento del idioma o por falta de cultura estadounidense, miles de inmigrantes no pudieron pasar.
La razón de estas pruebas no era otra más que determinar qué inmigrantes tendrían problemas al adaptarse al nuevo estilo de vida y cuántos de ellos tendrían hijos o nietos que provocarían un gasto ‘innecesario’ a los servicios de sanidad mental del Gobierno.
Para algunos este rompecabezas era facilísimo de superar, pero para otros que recién habían bajado del barco en el cual habían viajado durante semanas o meses y sin dormir o comer bien, era un verdadero reto.
Sin embargo, en esas cinco piezas de madera se depositaba la oportunidad de darle un giro de 180 grados a la vida de una persona que no había encontrado la manera de sobreponerse a los retos de la vida diaria en su tierra de origen.
En aquellos días la Eugenesia, una pseudociencia que proponía ‘descartar a los no aptos y a los débiles mentales para mejorar la raza humana’, dictaba las reglas de inmigración en Estados Unidos
Imagina el estrés de tener que armar una figura como estas sabiendo que tu futuro y el de tu familia dependían del resultado.
En 1914, casi mil personas fueron deportadas por no haber armado ese rompecabezas.
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