En su primera sesión con una nueva terapeuta Elise, de 37 años, se sintió abandonada de inmediato. No por algo que haya dicho la terapeuta. El problema fue el hecho de que estuviera montada en una bicicleta estática durante su conversación.
Maria Danna, de 35 años, se alarmó cuando su terapeuta le “sacudió vigorosamente una maraca en la cara. ¿El objetivo de esta práctica? “Captar la energía que emitía en la sesión”.
Carson buscó ayuda de un psiquiatra por una depresión y una ansiedad posparto severas. Se sintió afligida cuando el médico le envió miles de mensajes de texto y le reveló eventualmente sus sentimientos sexuales hacia ella.
La terapia es transformadora para muchas personas. Independientemente de si padecen o no una enfermedad mental. Pero ¿qué hacer si tu terapeuta es poco profesional, incompetente o incluso abusivo?
El año pasado, The New York Times preguntó a sus lectores si habían tenido alguna vez una mala experiencia con un terapeuta. El medio recibió más de 2.700 respuestas.
Lo bueno y lo malo de un terapeuta
Entre ellas había ejemplos de violaciones éticas, comportamientos poco profesionales e interacciones sencillamente extrañas.
Es difícil saber con qué frecuencia se producen este tipo de incidentes. Se supone que las autoridades sanitarias que conceden licencias exigen a los terapeutas que se hagan responsables, el proceso puede tener fallas. Además, existe un estándar muy alto para las medidas disciplinarias.
“En este campo existe el chiste de que en cada generación de graduados hay al menos uno o dos estudiantes sobre los que todos los demás tienen serias dudas o preocupaciones”, dijo Eric Jones, terapeuta.
“Estamos éticamente obligados a evitar que los malos obtengan una licencia. Pero no es un sistema perfecto. Yo mismo he despedido o denunciado a varios por conducta problemática”.
Aunque, según la experiencia de Jones, los buenos terapeutas superan en número por mucho a los malos, él y otros expertos instan a los pacientes a confiar en su instinto si algo les parece raro.
Conductas de alerta
Se supone que los terapeutas deben mantener límites físicos y emocionales con los pacientes. La violación de esos límites puede consistir en revelar con regularidad detalles personales íntimos. Igualmente, tocar a un paciente de forma inapropiada, coquetear, ofrecer regalos o intentar establecer una relación social fuera del consultorio.
Varios pacientes describían a terapeutas que llegaban tarde con frecuencia. Comían durante la sesión, no les informaban de los honorarios, no acudían a las citas o se esfumaban. Y más de 130 personas dijeron que su terapeuta se quedaba dormido durante la terapia, llegando a veces a babear o roncar.
Si ha ocurrido algo desagradable o simplemente tu terapeuta no es el adecuado, es importante que busques a otro; no te beneficiará permanecer en una situación que no es ni sana ni productiva, dijo Jessica M. Smedley, psicóloga clínica de Washington, D.C.
Sin embargo, hay algunas situaciones que pueden no ser tan blancas o negras. Digamos que normalmente sientes seguridad y apoyo por parte de tu terapeuta, pero hay algo que no deja de molestarte: una vez se quedó dormida en sesión. En ese caso, puedes intentar hablar de tus preocupaciones.
Luego toma nota de cómo responde. Un terapeuta que reacciona a la defensiva ante eso o que no es capaz de asimilar esa retroalimentación y cambiar, es un profesional con el que no se debería seguir trabajando.